Para Beatriz Ramírez García.
Bueno, llevo ya mucho tiempo sin dejarme caer por aquí. Quizás ese fue uno de los motivos por los que dejó de tener sentido todo esto. Pero se acabó. Han sido casi dos años increíbles. No sabéis lo que me jode ver ese casi ahí. Casi dos años de verla a diario. Hablar con ella a diario y tenerla en mi pensamiento a diario. Han sido casi dos años increíbles, la verdad, y no me cansaría de repetirlo.
Escribo esto minutos después de que haya pasado todo. La verdad es que el final nunca lo ves venir y te da en la cara. Supongo que ahora empezarán a cobrar sentido todas esas canciones otra vez. Y volveré a sentirme como otrora me he sentido siempre. Pero he aprendido muchas cosas. He aprendido el significado de un amor puro, sin mentiras, sin engaños. Un amor del que jamás me habría cansado de experimentar. Pero por desgracia el amor es cosa de dos y hay que respetar las decisiones que se toman. Que no son fáciles.
De estos dos años me quedo con eso, con saber que lo que hacíamos lo hacíamos porque realmente queríamos. Que aunque no hiciéramos demasiadas cosas ni estuviéramos llenos de vivencias exóticas, supimos dónde pisar en cada momento. Rotos quedan muchos sueños del futuro. La decoración de nuestra casa, el nombre de los hijos que jamás tendríamos o simplemente un concierto la semana que viene. Rotos quedan demasiadas cosas que jamás me habría gustado ver inacabadas. Pero es así.
Y he de seros sinceros cuando digo que me siento peor por ella que por mí. Que me siento infinitamente peor sabiendo el calvario por el que está pasando. Calvario en el que me encantaría estar con ella a su lado para que no fuera tan duro. Pero no puedes. Y joder, eso es lo que verdaderamente me mata. Que es tan frágil y solitaria que todo esto se le ha debido venir encima, y yo he sido tan idiota como para no intentar evitarlo. Pero bueno, supongo que si supiéramos realmente la consecuencia de nuestros actos todos seríamos perfectos. Y esto es una muestra de que nada lo es eternamente.
Lo siento. Me habría encantado que esto hubiera durado para siempre, pero no es así. No sé cuándo llegarás a leer esto, ni siquiera sé si lo leerás en algún momento, y sinceramente, espero que no lo hagas jamás; y menos ahora. Pero quiero que sepas, allá donde estés, que reservo un espacio gigantesco en mi memoria y en mi corazón para ti. Que no podría desearte nada malo, y que solo encuentres la feliz allá donde vayas. Porque te la mereces. Y siento que en numerosas ocasiones no he sido capaz de hacértela sentir. Te quiero muchísimo.